Meditación guiada con Agrimony – Flores de Bach

Meditación guiada con Agrimony – Flores de Bach

La meditación de esta semana está enfocada en aquellas personas que siempre están mostrando la máscara del «todo está bien», que suelen ser los graciosos y constamente están de buen humor como si nada les pasara.

Pero dentro sienten la carga de que deben presentarse así frente al mundo, como si no hubiese otra alternativa. Negando aquellos «lados oscuros» de su vida.

Esperamos que con esta meditación puedas volver a tu centro y disfrutar de todos los aspectos de tu vida, sean blancos, negros o infinidad cantidad de grises.

¿Cómo será el proceso de la meditación?

Cada meditación está organizada en distintos momentos. Carmen (voz) nos lo explica a continuación:

1. El primer momento es el de la contemplación, donde te invito a que observes la imagen de la flor mientras vas escuchando la descripción. El propósito es que las conozcas y que vayas conectando con la energía amorosa de la flor.

2. Después te invitaré a que cierres los ojos para hacer el trabajo interno que consiste en la conexión con la emoción o las emociones que quieras trabajar y que esté relacionada con la flor elegida. El ejercicio te irá guiando para que reflexiones sobre cómo esas emociones o estados mentales negativos influyen en tu vida.

3. Luego vendrá el momento de la transmutación, del cambio o de despertar en tu interior la virtud que la flor te regala.

4. Terminaremos el ejercicio con una serie de afirmaciones para sellar el trabajo realizado.

Meditación guiada

Transcripción de la meditación

Si preferís leer la meditación en vez de escrucharla, acá abajo te dejamos la transcripción del video. Algunas frases y palabras fueron cambiadas para que el formato escrito tuviera una mejor comprensión.

Presentación

Si te cuesta ver la realidad tal como es porque tu tendencia es negar lo que te hace sufrir. Si te esforzás por ser una persona alegre y divertida que siempre está bien, aunque sientas un profundo dolor por dentro. Si te das cuenta de que llenándote de actividades y obligaciones te estás negando la posibilidad del encuentro con vos mismo/a.

La Agrimonia, te puede ayudar.

Contemplación

Esta planta crece al borde de los caminos, entre los pastizales. Es fácil descubrirla por sus espigas de flores amarillas. Sobresale elevándose por encima de las especies que crecen a su alrededor. Se conoce vulgarmente con el nombre de “torre de iglesia” porque se eleva mostrando sus maravillosos capullos mientras esconde sus profundidades y se distancia cada vez más de la tierra.

Las flores son pequeñas y amarillas –el color que simboliza la expansión- lo llamativo de estas flores es que prácticamente no tienen tallo sino que salen de la rama rompiendo su corteza con increíble fuerza. Esto también habla de la capacidad que tiene Agrimony para desarrollar la verdad interior.

Podemos apreciar una interesante dualidad en la agrimonia: Una parte de la planta se desarrolla en la oscuridad profunda, si bien esta es una característica de casi todas las plantas, en Agrimony llama la atención la extensión de la raíz y la fuerza con que se adhiere a la tierra. Mientras que, otra parte de la planta se eleva hacia la luz mostrando su brillo dorado. Luces y sombras – Yin y yang – profundidad y superficialidad – lo permanente y lo etéreo – lo de adentro y lo de afuera. Son algunas de las dualidades que Agrimony nos ensaña a equilibrar.

Meditación

Ahora, te propongo que te ubiques en una postura cómoda y que comiences a respirar profundamente. Hacé consciente tu respiración para ir calmándola poco a poco hasta hacerla acompasada y natural.

Dejá que los pensamientos pasen, así como aparecen. Respirá: inhalá y exhalá suavemente. Te invaden la traquilidad y la calma.

En este estado, vas a visualizar un escenario. En el escenario hay dos sillas vacías. Una de las sillas está iluminada y la otra está en las sombras. No hay nadie en la sala. Sólo estás vos, como si fuera el ensayo de un unipersonal. Contemplá es escenario…ese lugar simbólico al que muchas veces te subís para desplegar tu risa.

Te invito ahora, a que te subas al escenario y te sientes en la silla iluminada: toda la luz del reflector está allí enfocándote. En ese lugar y de la manera que elijas en tu imaginación, irás haciendo conscientes todas las máscaras, todo el ropaje con el que te “vestís” simbólicamente, para salir al escenario de la vida: Visualizá los brillos, los colores, los accesorios que estás usando. Sentí en tu cuerpo el peso de las capas de la ropa, una sobre otra. Hacé consciente cómo pesa en  tu ser todo ese brillo, todo ese exceso, toda esa alegría que a veces tenés que forzar para no mostrar tu malestar o tu dolor. Cuando sientas que la luz y el resplandor ya te están cegando, te invito a que pases, imaginariamente a la otra silla: la que está en la sombra…

Tu primera sensación, seguramente será de alivio, la luz intensa, artificial, enceguecedora, ya no está. Nadie te está observando, así que poco a poco podés ir despojándote del ropaje que te pesa y que oculta tu verdadero ser: Imaginá que te sacás la máscara de la sonrisa continua, de la carcajada obligada, poco a poco te vas quitando la capa del súper héroe que todo lo puede, que siempre vence la adversidad, el traje del bromista constante, el vestido del buen humor perpetuo, el velo ilusorio de que todo es brillo y todo es diversión en la vida… a medida que vas soltando estos disfraces que te oprimen, vas sintiendo el alivio, la levedad, vas disfrutando del estar solo o sola, vas valorando el encuentro con vos mismo/a. Con tu ser, despojado/a de todo. Apenas te cubre ahora, una túnica blanca o transparente. Libre… liviano…liviana…

En este silencio interno, en este silencio leve, en esta penumbra que no te exige nada más que el encuentro interior, vas a traer a tu memoria, la imagen de Agrimony. Vas a imaginar la planta, desde la raíz. Detenete en observar cómo la raíz se mete en la tierra húmeda y oscura, cómo se extiende  para tomar desde allí los nutrientes que la alimentan, del mismo modo que en el propio interior de tu ser, está la fuerza que te nutre.

Como la planta, entrá en contacto con tu parte oscura, con eso que te cuesta aceptar de vos mismo/a, con lo que no querés mostrar. No temas, el dolor, las vivencias traumáticas, eso que querés negar, las sombras, son parte de la vida, forman la dualidad que nos constituye, no tengas miedo de aceptarlas. Detenete ahí por unos instantes, poneles nombre a tus sombras, a las vivencias oscuras de tu historia, al sufrimiento que no querés mostrar, a lo que querés negar. Todo eso también es parte de vos, de tu vida, de tu ser. Es necesario que lo aceptes y lo reconozcas para poder emerger con la belleza genuina que también te habita.

Ahora imaginá cómo la agrimonia, en su crecimiento constante, comienza a surgir de la tierra, cómo su tallo se eleva a manera de torre, cómo las flores amarillas comienzan a abrirse al sol, a la vida, para mostrar todo su brillo. Se expanden, lucen en todo su esplendor, porque han aceptado la parte que las nutre, han arraigado su raíz en la oscuridad profunda de la tierra, y saben que allí está su sostén. Contemplá por un instante el brillo genuino de la flor.

Imaginá que la silla donde estás, comienza a iluminarse poco a poco. Aparece en tu rostro una sonrisa genuina, una sonrisa nueva, transformada, que sólo se mostrará cuando sea sincera.

Afirmaciones

A medida que sentís cómo el espacio que te rodea se va iluminando poco a poco, te invito a que repitas en tu interior, las siguientes afirmaciones:

  • “Enfrento los hechos como son”
  • “Encuentro la paz en el interior de mi corazón y por eso puedo crearla afuera”
  • “Día y noche. Luz y sombras, forman una unidad”

Ahora, con el alivio que implica haberte despojado de todos esos roles actorales que te impedían mostrarte tal como sos. Ahora que has aceptado la parte oscura de la vida y la has integrado. Podés sentir la paz que siginfica aceptarnos como somos y perder el miedo a que los demás conozcan nuestras inseguridades. Te invito a que vayas tomando conciencia de tu cuerpo, y poco a poco, cuando estés listo/a realices una inspiración profunda y abras lentamente los ojos.

Podés traer a tu memoria la planta de la agrimonia y hacer este ejercicio todas las veces que lo necesites. Te dejo con esta frase: “Quien nada esconde, nada teme”

Que así sea. Gracias, gracias, gracias.

 

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